martes, octubre 23, 2007

RACISMO Y XENOFOBIA: DOS PROBLEMAS QUE SI EXISTEN

Transcurría el 7 de octubre de este año, eran las 22h45, cuando el ciudadano español Sergi Xavier N.N. agredió en un tren barcelonés, de forma salvaje e inmisericorde a una adolescente ecuatoriana, por el sólo hecho de ser inmigrante.

El hecho por sí sólo es trascendente, pero no es aislado, pues en el mismo video que se captó de la agresión por las cámaras ubicadas en el ferrocarril, se puede escuchar cómo el español se refiere a agresiones anteriores contra inmigrantes, especialmente marroquíes.

De este suceso podemos obtener algunas reflexiones importantes, sobre temas de los cuales ya es hora que empecemos a discutir como seres humanos y ciudadanos del mundo.

El cobarde español, pobre de espíritu, maltrata e insulta a nuestra compatriota; la llama “inmigrante de mierda” y “zorra”; le aprieta un seno; la increpa hasta llegar a propinarle una patada en el rostro. Mientras eso sucede, se puede observar al menos un pasajero en el vagón, que literalmente no hace nada más que mirar; no interviene siquiera para frenar en algo la agresión, no llama ninguna autoridad, ni da la voz de alarma; únicamente se queda impávido, con actitud impasible, como si nada pasara; incluso como si se tratara sólo de una película violenta que pasaban en un monitor del tren. Es cierto que muchas veces, una persona que se atreve a intervenir, resulta también agredida, pero eso no es justificación para no hacer nada. No importa que el agredido no sea parte de nuestra familia, ni nuestro amigo, ni nuestro compatriota; todos somos ciudadanos del mundo, eso nos obliga a ser solidarios con el resto del género humano.

La otra reflexión implica un problema aun mayor y que ilusamente hemos tratado de convencernos de que dejó de existir después de la II Guerra Mundial; el racismo y la xenofobia.

Quisimos creer que luego del Holocausto Judío, causado por los nazis en Alemania y el resto de Europa, había cesado el odio entre razas y hacia los extranjeros; y estamos a tiempos de despertar del letargo y afrontar ese grave problema que todavía azota al mundo entero. Hace apenas tres décadas estaba Martin Luther King luchando por los derechos de los negros en EE.UU., el país “de las oportunidades y la libertad”, pero que reconocían libertad exclusivamente para blancos con su famoso “apartheid”; hace unos meses veíamos o leíamos en los noticieros y diarios, que en ese país también continúan las agresiones contra los afro americanos, y que el castigo no recae sobre los blancos, sino sobre los negros.

En Europa, a los inmigrantes latinoamericanos les dicen despectivamente “sudacas”; los persiguen, insultan, golpean y humillan; es verdad que no son todos los europeos, pero un caso es suficiente para reconocer que existe una seria dificultad, más cuando ha sucedido varias ocasiones.

En nuestro propio país, aterrizando en nuestra realidad, podemos encontrar los mismos brotes de racismo y xenofobia. En los estadios de fútbol, cuando queremos agredir a un jugador se dice “negro bruto”, es decir que creen que los insultan doblemente, al decirles brutos, pero también negros. Cuántos no hemos escuchado a las tribunas imitar el sonido de los simios para ofender o molestar a un jugador afro ecuatoriano; sin embargo nunca he escuchado que le griten “blanco bruto” a un futbolista, o simulen un sonido animal para referirse a ellos.

Y qué decir acerca de aquellos que al referirse a un bebe, dicen que está lindo porque es blanquito. Y de aquellos que en los buses de transporte o en cualquier lugar, evitan estar al lado de un negro o de un indígena, por el olor, no sea que se les pegue. Y de todos aquellos que creen que todo negro es delincuente. Y también de aquellos que ven con malos ojos a todo colombiano, porque son narcotraficantes o prostitutas.

Cuántos prejuicios hemos acumulado sin sentido. La sinrazón no debería ganarle jamás al buen juicio y a la decencia. Enfrentemos el problema, existe, es real; no sigamos cerrando nuestros ojos, tapando nuestros oídos, y peor aun, callando nuestras voces frente a la injusticia; porque si los seres humanos perdemos nuestra sed de justicia, habremos perdido la característica más importante como personas; dejaremos de ser humanos.

¡LA LUCHA CONTRA EL RACISMO Y LA XENOFOBIA DEBE EMPEZAR YA!

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1 Comments:

Blogger Manuel Miranda said...

Mi querida Diva:

Donde usted se ha metido?

12:14 p. m., junio 20, 2008  

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