lunes, abril 24, 2006

514 AÑOS DE RESISTENCIA INDIGENA

Nuestros aborígenes, desde que Cristóbal Colón “descubriera” América en 1492, se han resistido a dejar que los españoles y nosotros sus descendientes, cambiemos sus costumbres, y con justa razón, pues ellos son los verdaderos dueños de esta tierra.
Su amor por la vida y por su milenaria historia les ha dado valor para luchar por sus derechos, han intensificado sus reclamos y se han preparado para reivindicarse. A pesar del tiempo transcurrido, han logrado que sus costumbres, su lengua nativa y su raza pura perduren.
Primero los conquistadores españoles, sus representantes y luego los gobernantes de la república sólo se han dedicado a obligarlos e inducirlos a que aprendan nuestra lengua, pero ¿por qué no aprendemos nosotros también su idioma?, después de todo, es el idioma que en realidad nos correspondería hablar. Pero en todas las escuelas se enseña por supuesto el español, nuestra “lengua madre”, luego por la globalización, es obvio que le siguen el inglés, francés, alemán, italiano, mandarín, portugués y cualesquiera lengua que cumpla el propósito de comunicarnos con el resto del mundo; pero ni pensar en enseñar quechua, no vaya a ser que aprendamos a comunicarnos entre los ecuatorianos dentro de nuestro propio país.
Los españoles trajeron sus ideas de superioridad de la raza blanca, y sólo porque estaban más adelantados que nuestros nativos en ciertos avances de “civilización”, sólo porque según ellos, Dios les había encomendado el sagrado y privilegiado deber de evangelizar a los salvajes, sin derecho real alguno, les arrebataron sus territorios, los obligaron a trabajar cual animales de carga, día y noche, duramente y sin descansar para servir a sus amos.
Ya dice el refrán: “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”; sin embargo en este caso, pasaron cien años y más, hasta que los “indios”, mal nombrados así, empezaran a comprender el estado de miseria en el que estaban sumidos. El gobierno y la sociedad civil, poco a poco, están aprendiendo a valorarlos y respetarlos, ya no pueden estar confiados en que los “indiecitos” no harán ningún tipo de reclamos por los abusos de que son objeto.
Es cierto que los españoles nos enseñaron mucho y que trajeron numerosos frutos y animales que en nuestro continente no existían, pero abramos los ojos y entendamos nuestra historia, porque nosotros también les dimos mucho, con nuestro trabajo, nuestras pertenencias y nuestras riquezas. Ellos llegaron a cambiarlo todo, de repente y tan drásticamente, nos arrebataron nuestras creencias, nuestras costumbres, se llevaron el oro, alteraron nuestras paz y mezclaron nuestra raza.
Los españoles celebran la conmemoración cada 12 de octubre, del descubrimiento de América, como ellos lo denominan; pero nuestros aborígenes recuerdan en esa fecha los años que han mantenido su Resistencia Indígena, pues este continente ya estaba poblado cuando llegaron los ibéricos, por tanto NO se trata de un descubrimiento. Los conquistadores lo que hicieron fue unir lazos entre dos continentes que no se conocían entre sí; el primero, Europa, que se encontraba en pleno apogeo de la civilización, y el segundo, América, que iba progresando lentamente.
Por lo tanto, fue tan sólo el encuentro entre dos culturas, no un descubrimiento.
Conozcamos nuestra historia, entendámosla, porque es la única forma en que aprenderemos a respetarnos.
Debemos apoyar a nuestros nativos en la defensa de sus derechos, aquellos derechos que les legaron sus antepasados y que durante siglos les han sido negados. Tenemos el deber de gritarle al mundo que nosotros no somos ni hemos sido nunca inferiores a los españoles y en general a los europeos, pues bajo el color de la piel, tenemos la misma estructura física.
Es nuestra obligación preservar lo poco que nos queda de nuestro pasado, porque si permitimos su destrucción o desaparición, en el futuro nuestros hijos no podrán conocer su verdadero origen ni cómo los conquistadores cambiaron nuestras vidas. Y lo principal, porque sólo así, conociendo el atropello a nuestra cultura ancestral, no permitiremos que se repita con nosotros, ya que en la actualidad, algunos países pretenden atribuirse el rol de salvadores del mundo, como en su momento lo hicieron Roma y también nuestros conquistadores.
Muchos no recuerdan las estrofas de nuestro himno nacional que escribiera el ambateño Juan León Mera, creo que es pertinente leerlo.

¡Salve, oh Patria, mil veces! Oh Patria
¡gloria a ti! Ya tu pecho rebosa
gozo y paz, y tu frente radiosa
más que el sol contemplamos lucir.

Indignados tus hijos del yugo
que te impuso la ibérica audacia
de la injusta y horrenda desgracia
que pesaba fatal sobre ti.
Santa voz a los cielos alzaron,
voz de noble y sin par juramento
de vengarte del monstruo sangriento,
de romper ese yugo servil.

Los primeros los hijos del suelo
que, soberbio el Pichincha decora
te aclamaron por siempre señora
y vertieron su sangre por ti.
Dios miró y aceptó el holocausto;
y esa sangre fue germen fecundo
de otros héroes que, atónito el mundo
vio en tu torno a millares surgir.

De esos héroes al brazo de hierro
nada tuvo invencible la tierra,
y del valle a la altísima sierra
se escuchaba el fragor de la lid;
tras la lid la victoria volaba,
libertad tras el triunfo venía
y al león, destrozado se oía
de impotencia y despecho rugir.

Cedió al fin la fiereza español,
y hoy, oh Patria, tu libre existencia
es la noble y magnífica herencia
que nos dio el heroísmo feliz;
de las manos paternas la hubimos;
nadie intente arrancárnosla ahora,
ni nuestra ira excitar vengadora
quiera, necio y audaz contra sí.

Nadie, oh Patria, lo intente. Las sombras
de tus héroes gloriosos nos miran,
y el valor y el orgullo que inspiran
son augurios de triunfo por ti.
Venga el hierro y el plomo fulmíneo,
que a la idea de guerra y venganza
se despierte la heroica pujanza
que hizo al fiero español sucumbir.

Y si nuevas cadenas prepara
la injusticia de bárbara suerte,
¡gran Pichincha! prevén tú la muerte
de la Patria y sus hijos al fin:
hunde al punto en tus hondas entrañas
cuanto existe en tu tierra: el tirano
huelle sólo cenizas y en vano
busque rastro de ser junto a ti.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

La evangelización española puso fin al canibalismo y a los sacrificios humanos

10:19 p. m., septiembre 24, 2007  
Blogger Norka Freire Alvarez said...

Hola Anónimo, te diré algo, en mi blog cada quien puede opinar de acuerdo a su criterio, yo soy muy respetuosa del pensamiento ajeno.
Según mi modo de ver las cosas, nadie pidió la "evangelizacíón" y mucho menos si una de sus consecuencias fue la matanza de cientos de indígenas por no jurar ante un Dios que no era el de sus ancestros. Yo soy católica, creo firmemente en Dios, pero no puedo compartir jamás que se ponga como excusa la "evangelización" para someter a otras culturas.
España es ahora un país con mucho bienestar económico en gran parte, debido al saqueo constante y progresivo de América.
Cada quien tiene derecho a elegir sus creencias y su forma de vida.
¿Sabías que obligaban a los indígenas a abandonar sus creencias, sus costumbres milenarias y hasta su lenguaje?
Para mí lo que pasó en América Latina es comparable a la Inquisición y hasta peor. Pero en fin esa es mi personal forma de ver esa parte de la historia.
Muchas gracias por tus comentarios.

5:40 p. m., septiembre 26, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Hola Norka, nos llamó mucho la atención este artículo tuyo, queríamos saber si nos permites copiarlo para nuestro blog, de solidaridad indígena. Gracias por tu respuesta, y por estar ahí.

1:10 p. m., octubre 13, 2007  
Blogger Norka Freire Alvarez said...

Muchas gracias por el interés. No hay ningún problema.

4:40 p. m., octubre 15, 2007  

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